Informe Económico; Israel



Hace un tiempo, realicé un informe económico para la asignatura de Historia Económica en la Universidad Pablo de Olavide, realizado en base a una serie de parámetros económicos e institucionales sobre los países de Oriente Próximo entre 1990 y 2022, siguiendo la función de producción Y= A·F (T, K, L) con el objetivo de conocer la situación y economía de los países estudiados desde el planteamiento del porqué de la diferencia de desarrollo entre los países. 

Una de las regiones que me ha parecido más interesante a nivel de desarrollo y estudio de su historia en mi anterior ensayo, ha sido Israel, país que ha conseguido convertirse en el más evolucionado por inversiones en I+D o educación, además de poseer el PIB per cápita más alto, de Oriente Próximo. Por ello, en esta entrada de blog, analizaré e investigaré la historia, evolución económica, política e institucional que ha sufrido el país hasta llegar a día de hoy.

Para entender la economía actual de Israel es necesario remontarnos a la antigüedad, 35 siglos atrás, cuando debido a su excelente ubicación, a lo largo del mar Mediterráneo fue utilizado cómo puente de tres continentes: Europa, Asia y África, siendo así una de las mejores zonas comerciales, y territorio más codiciado por todos.

Este país, o llamado por muchos, pueblo judío, forjó su identidad nacional, y cultural en estos territorios, teniendo siempre presente su religión. 

El hecho de que este país no sea cómo los demás en Oriente Próximo puede deberse en gran parte a que siempre han sido obligados a exiliarse, sin haber sido defendido, sino atacado siempre por sus países vecinos, solo siguiendo adelante por su Fe, lo que provocó en los israelíes una mayor independencia de los demás, así como sus diferentes políticas.

Otra de las distinciones de los países árabes que la rodean es que, a pesar de no ser una zona tan rica en petróleo, ha sabido progresar económicamente a través de otros factores, cómo las inversiones en I+D, educación o sanidad, aparte de destacar en sectores económicos cómo la alta tecnología y la fabricación industrial, siendo la industria israelí del diamante uno de los centros mundiales de corte y pulido más importante, representando el 23,2% de todas las exportaciones, sumado a recientes descubrimientos de reservas de gas natural frente a sus costas, por un lado, y el papel protagonista de la industria de la energía solar israelí, por otro. Además, es destacable que Israel tiene el segundo mayor número de empresas emergentes en el mundo después de los Estados Unidos, y el tercer mayor número de empresas que cotizan en el NASDAQ después de Estados Unidos y China.

Su economía sustentada en inversiones, provoca además que muchos organismos consideren a Israel un país europeo por sus políticas, aunque este determinado por la ONU, que efectivamente pertenece a Asia. Además, es notable apuntar que los israelíes disfrutan de más derechos y libertades que sus países vecinos, pero el índice de igualdad retrocede respecto de años anteriores. 

Si Israel ha conseguido imponer estas medidas más progresistas respecto a inversiones, es gracias a su política, una democracia parlamentaria regida por los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, lo que permite al país disfrutar de un nivel de vida más alto que muchos otros países occidentales. La prosperidad de la avanzada economía de Israel permite que el país tenga un sofisticado estado de bienestar, una moderna infraestructura y un sector de alta tecnología competitivo a la par de Silicon Valley.​ 

En concreto, en la industria de la ciberseguridad, Be’er Sheva, en medio del desierto del Neguev, al sur de Tel Aviv, se ha convertido en un nodo de nuevas empresas tecnológicas, que, en la actualidad, atraen el 25% de toda la inversión mundial en este sector, como desarrollo derivado de la inversión del estado -hasta un 6% de su PIB, cuatro puntos porcentuales superior al de la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- en aplicaciones militares y de seguridad.

Con todo, en el sustrato de este entorno favorable hacia la innovación están las personas. Israel, con su acogida permanente de judíos de la diáspora, ha sabido beneficiarse enormemente de la llegada de población altamente cualificada desde numerosos lugares de todo el mundo y, muy especialmente, a partir de la década de los 90 del siglo pasado, desde los países de la antigua Unión Soviética

De todo lo anterior se deprende la importancia de la actitud de los israelíes respecto a su economía, que ha empujado a este país en su gran desarrollo, y situación favorecedora respecto a otros países, aceptando errores, y dificultades que aún se siguen produciendo, haciendo eco de sus valores y cultura, sometiéndose siempre a riesgos por su actitud luchadora y ambiciosa que les ha ayudado siempre a superar situaciones de crisis.

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