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| Halifax, prestamista hipotecario |
La crisis de 2008 está tachada como la peor crisis inmobiliaria que ha experimentado la historia mundial contemporánea. La denominada burbuja inmobiliaria causó el colapso y la insolvencia de cientos de bancos que habían calculado un riesgo erróneo con respecto a los préstamos hipotecarios.
Actualmente, en el 2023, tras la compleja situación internacional postpandémica, la guerra entre Rusia y Ucrania y la incesante inflación, ya hemos visto los primeros impactos en los mercados inmobiliarios, centrándonos en el contexto del Reino Unido
Turbulencias en el Reino Unido
Uno de los mayores prestamistas hipotecarios del Reino Unido, como es Halifax, ha asegurado un inminente desplome en el mercado de viviendas en territorio británico, donde la depreciación de los bienes inmobiliarios podrían alcanzar incluso el 8% en lo que respecta al 2023, tras cuatro meses seguidos en los que la caída ha sido continua llegando a alcanzar el -1,5% en diciembre.
Tras estos datos y en el contexto internacional, únicamente podemos temer la llegada de la nueva actualización de la depresión de los años 30, donde algo parecido tuvo lugar dada la incesante deflación causada por la especulación de los distintos sectores financieros en cuanto a los intereses en el mercado inmobiliario y, finalmente, la caída de la bolsa de Wall Street.
A razón de qué
Las causas de este posible desplome no son para nada sorprendentes a nivel internacional, ya que son aquellas mismas que azotan a los países europeos hoy día: una elevada inflación con precios nunca vistos tan incrementados en la historia europea y, por ello, un gran encarecimiento del nivel de vida general y los fuertes tipo de interés que hacen que un préstamo hipotecario únicamente se puedan permitir las grandes fortunas.
Menos sorprendente aún encontramos esta realidad si salimos fuera del sector inmobiliario, ya que el panorama es similar para la producción energética (precio del petróleo disparado, electricidad pagada a precios de oro, escasez de Gas Natural) y, por consecuente, para todos los sectores que requieran energía para su actividad, yendo desde la producción agrícola con precios en los alimentos básicos triplicados, hasta el elevado costo con respecto a los años precedentes de una simple barra de pan.
¿Qué puede pasar?
Los estudiantes de la economía no se mostraban especialmente interesados en la evolución del 2022, pues en el 2023 afirman una realidad tan pesimista como uno podría imaginar: no se espera más que un mayor empeoramiento de la situación tanto a nivel nacional en el Reino Unido como a nivel internacional.
Las familias ahora sólo tienen un simple recuerdo de sus iniciados contratos hipotecarios firmados hace varios años, pagan de hipoteca una cifra mucho más elevada e inasequible que hace cinco años, a lo que debemos unir la factura de la luz, el gas, el agua, la compra, étc.
Esto no conlleva a buen puerto, sino que la desembocadura de este río en el que el caudal de intereses cada vez se ensancha más no tiene otra desembocadura que el parón del mercado de viviendas, dado que las familias no tendrán para pagar sus deudas y, si tuviesen una mínima porción, lo ahorrarán.
No nos podemos centrar únicamente en el concepto de "no se comprarán casas", sino que tampoco se venderán. Esta expresión está referida a la oferta y la demanda inmobiliaria, ya que igual que no habrá compradores que puedan permitirse el adquirir una casa debido a los elevados tipos de interés, habrá oferentes que se nieguen a vender viviendas por precios tan bajos con respecto a lo que en su día veríamos como normal. Es más, si los precios siguen a la baja, cada vez los oferentes serán menos hasta desaparecer.
